Mujeres agricultoras cosechando oportunidades
12 febrero 2025La pandemia trajo consigo desafíos para muchas personas, pero para esta familia significó una oportunidad de reinventarse y demostrar que con el liderazgo de mujeres agricultoras y el trabajo en equipo se pueden cosechar grandes logros.

Un nuevo comienzo con la agricultura
“Ahora sabemos que las mujeres agricultoras pueden salir adelante con el trabajo de la tierra”.
Afirma Karina.
“El sueño que siempre hemos tenido, es seguir trabajando como familia y crecer poco a poco cultivando diferentes tipos de hortalizas para nuestro sector y los clientes que tenemos”. Ever.
Ever y Karina, junto con Iris, la hermana de Karina, encontraron en la tierra una forma de salir adelante. Con pocos recursos, decidieron comenzar a cultivar sus propios productos en una pequeña parcela de terreno. Sin embargo, no todo fue fácil. En una comunidad donde se cree que el trabajo agrícola es solo para los hombres, Karina e Iris se enfrentaron a creencias y comentarios que ponían en duda su capacidad para trabajar la tierra. A pesar de ello, toda la familia decidió unirse y trabajar en equipo, desafiando estereotipos y demostrando que la agricultura es un esfuerzo compartido, donde hombres y mujeres tienen un papel fundamental en la producción agrícola. “Ahora sabemos que las mujeres agricultoras pueden salir adelante con el trabajo de la tierra”, afirma Karina.
Desafíos y aprendizajes al trabajar la tierra
Los primeros meses fueron retadores como familia. Tuvieron que aprender a manejar los ciclos de siembra. Enfrentar el clima impredecible, sobre todo en un país como El Salvador que se ve afectado por tormentas tropicales y huracanes o por intensas sequías. Y encontrar mercados o clientes para vender sus productos. Estos fueron solo algunos de los obstáculos que tuvieron que superar. Sin embargo, con constancia lograron diversificar su producción y cosechar hortalizas frescas. Ever comparte: “En el verano cultivamos el chile verde, tomate y pepino por ahorrarnos el gasto de agua porque todo es a sistema de goteo. Ya en el invierno con ayuda de las aguas lluvias cultivamos el ayote, ejote, pipián, güisquil y tomate”.
Hoy, han consolidado su emprendimiento agrícola. “Este trabajo yo lo hago con gusto, más cuando vamos a cortar y vemos toda la producción para poder vender”, comparte Karina. Parte de su cosecha se destina al consumo familiar, asegurando una alimentación saludable, mientras que el resto se vende al por menor en el mercado y en grandes cantidades a comerciantes. Su esfuerzo ha inspirado a otras familias de la comunidad a involucrarse en la agricultura y demostrar que el campo es un espacio de crecimiento para todos y todas.
Mujeres agricultoras y prácticas sostenibles
Ever, Karina e Iris recibieron formación en técnicas agrícolas sostenibles, herramientas para mejorar su producción y conocimientos sobre comercialización. Además, capacitaciones en preparación de la tierra sin el uso de químicos, fomentando prácticas de cultivo orgánico que les han permitido mejorar la calidad de sus productos y cuidar el medio ambiente. “Nos han brindado capacitaciones para trabajar la tierra. Con un sistema de goteo, bomba sumergible y paneles solares. Con esto nos hemos ahorrado el uso de químicos e inflamables y ayudamos a reducir la contaminación al medio ambiente”, Ever.

Como parte de su desarrollo, también fueron beneficiados con paneles solares, lo que les ha permitido reducir costos de energía y hacer su producción más sostenible. Y no solo han recibido capacitaciones técnicas, sino que también charlas donde han contado con espacios para abordar temas de igualdad, promoviendo la participación equitativa de hombres y mujeres en la agricultura. “Mujeres ustedes también pueden lograrlo, nosotras también logramos esa meta, ese sueño que vamos para adelante progresando, y somos un ejemplo de que las mujeres agricultoras si pueden”, Karina.
Estos beneficios han sido proporcionados bajo el proyecto: “Mujeres promoviendo el empoderamiento económico mediante prácticas agroecológicas y energías renovables”, una iniciativa financiada por la Agencia Andaluza de Cooperación para el Desarrollo (AACID) y es ejecutada por Plan International y la Asociación Fundación para la Cooperación y el Desarrollo Comunal de El Salvador (CORDES).
“El sueño que siempre hemos tenido, es seguir trabajando como familia y crecer poco a poco cultivando diferentes tipos de hortalizas para nuestro sector y los clientes que tenemos”.
Ever
Este respaldo les permitió fortalecer su emprendimiento y abrirse paso en el mercado, sin depender únicamente de intermediarios. La historia de esta familia es un testimonio de resiliencia y determinación, donde el trabajo en equipo y la confianza en sus capacidades les han permitido transformar la tierra en una fuente de oportunidades y desarrollo.
