Construyendo un legado a través de la higiene menstrual

7 junio 2024

Tres mujeres que comparten un mismo hilo maternal, narran su experiencia sobre la higiene menstrual y los tabúes a los que se enfrentaron en cada una de sus épocas.

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Hazel, Ana y Paz son tres mujeres que viven en el departamento de Chalatenango, Paz es la que más tiempo tiene de vivir ahí, ella es madre de Ana quien a su vez lo es de Hazel, son tres generaciones que comparten un mismo hogar y que a lo largo de los años su vínculo materno las ha unido de forma natural, pero ahora comparten otro vínculo muy especial como mujeres, la higiene menstrual.

“Hablando un día con mi abuelo, me dijo que en las épocas pasadas no se podía hablar de la menstruación, era un tema que no se podía mencionar” comenta Hazel, la menor de las mujeres de esta familia.

Hazel comparte su experiencia sobre la higiene menstrual

“Mi mamá me decía que cuando estaba así no podía ir al río, porque el agua entraba por los poros y eso era malo, entonces uno lo que hacía antes era utilizar ropa vieja, se cortaba en tiras y se doblaban, luego de ser usadas eran quemadas”. Cuenta Paz sobre como lidiaban las mujeres en su época con el flujo menstrual.

En El Salvador, según datos de la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples, elaborada por el Banco Central de Reserva, en el área rural, un 60% de los hogares se abastecen de agua por medio de tenencia de cañería, lo que significa que poseen tubería por poliducto, pero es probable que no reciban agua por períodos prolongados de hasta más de un mes; lo que implica dificultades para el aseo de las niñas y mujeres durante su período menstrual.

Como muchas mujeres en el pasado, Paz, no recibió educación sobre higiene menstrual y su falta de conocimiento la llevó a repetir las creencias y mitos con las que creció con su hija Ana.

«Mi mamá me aconsejaba y me decía, “uno debe cuidarse para no sufrir después”, no podíamos comer tomate, pescado, huevo, ni limón».

Paz

«Mi mamá me aconsejaba y me decía, “uno debe cuidarse para no sufrir después”, no podíamos comer tomate, pescado, huevo, ni limón». Paz

Paz comparte su experiencia sobre como lidiaban las mujeres en su época con el flujo menstrual

Ana creció y vivió su desarrollo escuchando esos consejos de Paz, porque era la única información que su madre recibió en su momento.

“Antes las mamás no nos hablaban de eso porque ellas no recibieron información adecuada en su tiempo, nosotras nos quedábamos con lo poco que escuchábamos en la escuela” explica Ana sobre la educación en higiene menstrual que recibió en su adolescencia.

Ahora Ana trabaja como promotora de salud en su comunidad y conoce más sobre la higiene menstrual y ha podido dejar atrás muchos tabúes con los que creció.

“Yo he acostumbrado a tener toallas sanitarias para que mis hijas puedan utilizar cuando las necesiten, aquí en la comunidad hay muchas niñas que sienten vergüenza hasta de ir a comprar una toalla sanitaria porque sus mamás no les hablan de eso” señala Ana.

Ana trabaja como promotora de salud en su comunidad y conoce más sobre la higiene menstrual

Por su parte, Hazel, ha tenido la oportunidad de formar parte de un proyecto de Plan International El Salvador que busca educar sobre higiene menstrual a niñas y adolescentes; así también, se busca gestionar que en los entornos en los que se desarrollan cuenten con las condiciones óptimas de higiene.

«Con el proyecto “El Poder de las Mariposas Rojas”, junto a un grupo de niñas, recibimos educación sobre la higiene menstrual y fue una oportunidad muy especial para poder compartir entre nosotras nuestras experiencias y miedos, eso nos llevó a ver a la menstruación como una oportunidad para poder confiar en otras mujeres».

Conoce la historia completa de Hazel, Ana y Paz, su experiencia sobre la higiene menstrual y los tabúes que han enfrentado.
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