El mundo debe actuar en favor de Haití

17 de agosto de 2023

En este Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, la Directora de Programas, Anaëlle Canez, que dirige los esfuerzos para proporcionar ayuda crucial a las familias vulnerables en crisis, pide ayuda urgente para evitar que Haití llegue a un punto de no retorno.

Anaëlle Canez, Jefa de Programas de Plan International Haití.
Anaëlle Canez, Jefa de Programas de Plan International Haití.

En este Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, la Jefa de Programas de Plan International en Haití, Anaëlle Canez, que dirige los esfuerzos para proporcionar ayuda crucial a las familias vulnerables en crisis, pide ayuda urgente para evitar que Haití llegue a un punto de no retorno.

En estos momentos, las condiciones de vida en Haití se están deteriorando rápidamente con el hambre generalizada, la violencia de las bandas, el cierre de escuelas y una epidemia de cólera que no cesa. Más allá de los titulares internacionales sobre la anarquía y la distopía sin ley en la capital, Puerto Príncipe, es la niñez, especialmente las niñas, quienes corren mayor peligro. 

Las condiciones pueden describirse como similares a vivir en una zona de guerra, ya que el número de incidentes violentos se ha más que duplicado desde el año pasado. Por si fuera poco, cinco millones de personas, casi la mitad de la población de Haití, se enfrentan en estos momentos a una hambruna aguda, a la interrupción del suministro de alimentos y agua y a un brote de cólera que ha desbordado el sistema sanitario haitiano, cuyos recursos son insuficientes.

Nací en Puerto Príncipe a principios de los años 90, donde pasé gran parte de mi infancia antes de trasladarme a Estados Unidos para estudiar durante una década. Recientemente he regresado a mi país natal y ahora trabajo con Plan International Haití como Jefa de Programas de la Oficina de País, trabajando con mi equipo para llevar asistencia a las familias más vulnerables de los departamentos del noreste y sureste. 

Como niña que creció aquí, no puedo decir que Haití haya sido nunca un país despreocupado, siempre ha habido periodos de volatilidad y nunca ha sido completamente estable políticamente. Pero la niñezs nunca tuvo que vivir con los niveles de miedo, inseguridad y hambre a los que se enfrentan hoy en día. 

La niñez de Haití vive en medio de una crisis sin precedentes

Pienso en cómo la situación se ha deteriorado rápidamente en los últimos cuatro o cinco años para la niñez haitiana, que ahora vive en medio de una crisis humanitaria sin precedentes. Trabajamos mucho con niñas, niños y adolescentes y es desgarrador oír los peligros a los que se enfrentan en su vida cotidiana. 

Las niñas nos cuentan que viven con miedo constante a la violencia, y hay niñas que se acuestan con hambre todas las noches, lo que hace casi imposible que vayan a la escuela. Una niña de 13 años llamada Chedeline, que vive en la provincia del sudeste de Haití, nos contó que no había comido ese día y cómo eso está repercutiendo directamente en sus estudios. «Cuando tengo hambre, no puedo estudiar», dijo.

Chedeline, de 13 años, con su abuela en su casa del sudeste de Haití.
Chedeline, de 13 años, con su abuela en su casa del sudeste de Haití.

Aunque los medios de comunicación internacionales rara vez se hacen eco de ello, la realidad es que son las mujeres y las niñas quienes se llevan la peor parte de esta crisis. Y cada día es peor. Como nativa de este país, con profundas raíces familiares aquí, es duro ser testigo del deterioro de la seguridad de mi país. 

Pero lo que me hace seguir adelante es ver algunos de los resultados tangibles de nuestro trabajo en las familias a las que podemos ayudar. 

Hace poco conocí a una madre en el Departamento Nordeste que tiene siete hijos propios y había acogido a otros dos hijos de su hermana. Recientemente había recibido ayuda en efectivo con vales de comida de Plan, y se podía ver realmente el empoderamiento que esto suponía para ella. Dijo que poder dar de comer a sus hijos después del colegio le renovaba el sentido de ser una buena cuidadora para ellos, y la fuerza para seguir adelante.

La vida es difícil y peligrosa

La vida en Haití es difícil y peligrosa para todos en estos momentos. Todos damos gracias cada día que pasa por llegar a casa sanos y salvos y poder realizar nuestro trabajo, porque es muy peligroso. La violencia de las bandas que se extiende por todo el país supone un gran reto para todos. 

Pero creo que cuando podemos aportar un cambio aunque sólo sea a un beneficiario, nos sentimos muy satisfechos. Tenemos miedo de nuestra situación aquí, pero por supuesto nuestras comunidades de niñas se enfrentan a amenazas aún mayores que las nuestras. Donde trabajamos, en el noreste y sureste de Haití, es más fácil acceder que a la capital, Puerto Príncipe, que es el epicentro de la violencia. Pero sigue siendo necesario mucho cuidado y creatividad para llevar a cabo nuestro trabajo. 

A veces trabajar en Haití es abrumador. En un escenario ideal nos gustaría ayudar a todo el mundo a tener acceso a alimentos y seguridad. Pero sabemos que casi la mitad de la población, unos 5 millones de personas, padecen hambre aguda. Desde que declaramos la alerta roja hace casi un año, hemos podido ayudar a unas 30.000 personas. 

La ONU y sus socios han pedido 720 millones de dólares para ayudar a 3,2 millones de personas este año. Es más del doble de la cantidad que se necesitó el año pasado. Así pues, nos enfrentamos a estas necesidades y queremos que los donantes den un paso adelante y asignen fondos con una fuerte perspectiva de género en términos de protección. 

En estos momentos, Haití sigue pareciendo una crisis olvidada.  Pero seguiremos alzando la voz, especialmente por las niñas y niños que luchan por sobrevivir. Necesitamos que la comunidad internacional intensifique su respuesta ahora, para que no lleguemos a un punto de no retorno.

Lettycia, 10, Haiti

Dona a la crisis de hambre en Haití

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