El camino de Andrea

El punto de partida

La decisión de migrar estuvo ligada a su familia. Andrea es madre de cuatro hijos. “Queríamos dar un mejor futuro para nuestros hijos”, explica. Pensó en “darle una casita, darle sus cosas”, pero reconoce que ese intento no se logró: “pero no se nos dio, no pudimos”. En el camino, una de las decisiones más difíciles fue la separación familiar. “Allá dejamos los tres más grandes, nos trajimos al niño pequeño”.

Cuando habla del trayecto, Andrea no exagera ni interpreta. Lo describe como lo vivió. “Para pasar toda la selva y todo eso fue muy fuerte, muy fuerte de verdad”. En el camino vio escenas difíciles. “Uno hoy ve muchas cosas, demasiados, muchos muertos, enfermos, tirados en el río, flotando en ese río, los muertos”. También recuerda que había “mujeres embarazadas que pierden muchas cosas”. Por eso resume su experiencia con una frase clara: “nuestra travesía fue fuerte”.

Andrea relatando su experiencia en un espacio de atención a personas en situación de movilidad humana.
Andrea comparte su historia durante un espacio de atención y escucha.

Queríamos dar un mejor futuro para nuestros hijospero no se nos dio, no pudimos”.

Andrea

Hasta donde se pudo llegar

El recorrido se detuvo en un punto específico. “Hasta llegar a Tapachula. Ya de ahí no pudimos nosotros entrar”. Sin dinero suficiente, no lograron continuar hacia Estados Unidos. “Ahí nos quedamos, no pudimos llegar y nos quedamos ahí trabajando un tiempito pues”. Andrea insiste en cómo vivió ese momento: “pero es muy fuerte, muy fuerte, toda la travesía, todo, todo, todo es muy fuerte”.

Después de ese intento, tomaron otra decisión. “Ya nosotros decidimos venirnos a nuestro país y otra vez para allá y se nos ha hecho fuerte también para venir otra vez, porque no teníamos dinero suficiente”. El tránsito, incluso de regreso, siguió siendo complejo.

Andrea cuenta que el camino no fue lineal. “Él se vino primero, después me vine yo”. Más adelante intentaron avanzar juntos, pero “no pudimos”. El tiempo pasó entre intentos y espera. “Con las semanas nos quedamos ahí en Tapachula y ahí, ahí nos quedamos trabajando”, hasta que hubo una pequeña mejora. “Hasta que él consiguió un mejor trabajo, que pudimos alquilar una piecita”.

Una necesidad concreta

En medio del tránsito, Andrea recuerda una necesidad concreta. “Venía buscando protectores, toallas por todos lados y no conseguí”. Esa necesidad fue atendida durante la atención brindada a personas en situación de movilidad humana. Andrea recibió un kit de higiene menstrual, entregado en territorio. Al recibirlo, lo expresa con una frase sencilla: “Esto me cayó como anillo al cielo”, y explica el motivo de forma directa: “porque tengo el periodo”.

Andrea con un kit de higiene menstrual entregado como parte de la atención en territorio.
Andrea recibe un kit de higiene menstrual como parte de la atención brindada durante su tránsito.

Venía buscando protectores, toallas por todos lados y no conseguí«.

Andrea

La historia de Andrea se conecta con una realidad más amplia. En América Latina y el Caribe, 17.5 millones de personas han migrado (UNDESA, 2024). En Guatemala, solo en 2025, 51,325 personas retornaron desde Estados Unidos y México; de ellas, el 3.46 % corresponde a niñas, niños y adolescentes, acompañados y no acompañados, pertenecientes a 827 familias (IGM, 2025). La experiencia de Andrea forma parte de este contexto regional y nacional de movilidad humana.

Atención en el camino

En Guatemala, la atención que recibió Andrea forma parte del proyecto Avanzo con mis Derechos, implementado con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). A través de unidades móviles, el personal se desplaza a Ayutla, San Marcos, y Chiquimula, para la atención de casos de personas en situación de movilidad humana y la entrega de kits lúdicos, kits de higiene menstrual y kits de cuidado personal, como parte de una respuesta integral.

Hijo de Andrea jugando en un espacio lúdico instalado junto a una unidad móvil para la atención de personas en situación de movilidad humana.
Hijo de Andrea en un espacio lúdico habilitado como parte de la atención brindada a personas en situación de movilidad humana.

La historia de Andrea no se cuenta desde un destino final, sino desde el recorrido. “Todo, todo, todo es muy fuerte”, resume. Su testimonio es una historia de tránsito y retorno, construida desde lo vivido y contada desde sus propias palabras.

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