Merly sueña en voz alta

A Merly le gusta recitar poemas, jugar fútbol y decir lo que piensa. Esta es la historia de cómo su voz se volvió parte de su fuerza.

Merly tiene 11 años y vive en una comunidad del departamento de Quiché en Guatemala. Todas las mañanas ayuda a su mamá antes de salir rumbo a la escuela. Es observadora, sensible y tiene una energía que se nota en su manera de hablar y de moverse. Le encanta jugar fútbol, participar en desfiles y recitar poemas frente a los demás. Tiene uno favorito que lleva grabado en la memoria: Moja Blanca. “Es un símbolo de nuestra comunidad”, dice con orgullo. Su voz es suave pero firme cuando habla de su futuro: “Quiero ser estilista, como en un salón de belleza, para ayudar a las personas”.

Pero ese deseo de expresarse no siempre estuvo ahí. Merly recuerda con claridad cómo antes tenía dificultades para hablar en público y relacionarse con sus compañeros de clase. “Tenía miedo de decir algo frente a los niños”, cuenta. Aunque quería jugar, se quedaba al margen, observando desde lejos. “Cuando veía a los niños jugar fútbol, me aburría de estar sola”, admite. Su timidez no era el único obstáculo. En su casa, como en muchas otras, los recursos eran escasos. “A veces mi familia no tiene dinero para comprarnos nuestros útiles”, comparte. Ese tipo de carencias no solo afectan lo material, también siembran dudas sobre lo posible.

Sin embargo, a pesar de los temores y limitaciones, Merly empezó a abrir espacios donde antes había barreras. Participó en actividades escolares, levantó la mano para tomar la palabra, se animó a recitar en público. También empezó a jugar fútbol con sus compañeras. “Ahora ya no me da miedo”, esa frase sencilla marca una transformación profunda, ya que comenzó a reconocerse como alguien capaz, con cosas que decir y hacer.

Merly es participante en el programa de patrocinio de Plan International Guatemala y, gracias a ese acompañamiento, ha recibido apoyo educativo que la impulsa a seguir adelante. Contar con lo necesario para estudiar le ha permitido mantenerse motivada, participar con más seguridad en clase y aprovechar mejor cada oportunidad que tiene en la escuela. Más allá de lo práctico, lo que más ha fortalecido en este tiempo es su confianza para expresarse. Ahora se involucra con entusiasmo, se siente escuchada y toma la palabra con naturalidad.

“Antes me daba miedo decir algo frente a los niños. Ahora ya no. Me gusta participar en el desfile, en las competencias, en todo. Me gusta recitar poemas y también cuando nos hacen preguntas en los actos cívicos”, cuenta.

Merly, 11 años, participante de patrocinio
Merly, 11 años, declama un poema frente a sus compañeros de la escuela.
Merly, 11 años, declamando un poema frente a sus compañeros de clase.

Hay un instante que marca ese cambio, y fue el día que decidió dejar de observar desde la orilla del campo y se sumó al juego. “Yo también juego”, dice con firmeza. En ese momento, lo simbólico fue tan importante como lo práctico, dejó de ser una espectadora y se convirtió en protagonista de su propia historia. Se lanzó a correr, a reír, a ocupar espacio. Merly, que antes se callaba, empezó a usar su voz, no solo para recitar poemas, sino para decir con claridad lo que quiere: “Quiero llegar lejos para ayudar a mi mamá”.

Merly no solo sueña con su futuro. También piensa en otras niñas, como ella, que aún no se animan a hablar o que enfrentan barreras para estudiar o jugar. “Siempre quiero apoyar a las niñas para que cumplan sus sueños, igual que yo”, dice. Lo dice muy natural, como alguien que lo está viviendo en su realidad, que descubrió su voz y ahora quiere que otras también la descubran.

“Siempre quiero apoyar a las niñas para que cumplan sus sueños, igual que yo”

Merly, 11 años, participante de patrocinio
Merly, 11 años, juega fútbol en el patio de su escuela.
Merly, 11 años, jugando fútbol en el patio de su escuela.

Su historia es la de una niña que, al encontrar un entorno seguro para crecer, comenzó a vivir una vida que la motiva. Hoy se expresa con confianza, estudia con entusiasmo, juega fútbol y, junto a su familia, sigue trazando el camino para alcanzar sus objetivos.


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