Reflexiones de una adolescente sobre las uniones tempranas

En Chalatenango, Esmeralda, una adolescente de 16 años, reflexiona con empatía sobre las uniones tempranas. Ella no ha vivido esta situación, sin embargo, conoce de cerca sus causas y efectos. Para ella no es solo dar su opinión, es un compromiso: hablar y visibilizar esta problemática para que más niñas crezcan con oportunidades.

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Esmeralda, una adolescente comprometida por la protección de las niñas. © Plan International

Actualmente Esmeralda cursa noveno grado y sueña con continuar sus estudios: “El próximo año me gustaría estudiar bachillerato, pero en mi comunidad hay hasta noveno grado. Yo tendría que viajar a otra comunidad para poder estudiar bachillerato técnico y especializarme en contaduría”, explica ella.

Esmeralda reconoce que las uniones tempranas no son un tema distante; conoce de cerca esta realidad. En su comunidad, estas situaciones se consideran algo común: “Aquí se le conocía como ‘acompañarse’, está muy normalizado porque lo ven como algo que pasa. Yo conocí el término de uniones tempranas gracias a Plan, en los talleres y proyectos en los que he participado”, explica.

En su comunidad conocen sobre las leyes que protegen a las niñas, pero en la práctica siguen sin denunciar. “Yo siento que las uniones tempranas se han normalizado porque no lo denuncian, ven a una adolescente con un adulto y lo ven normal”, afirma Esmeralda.

Aunque no lo ha vivido, Esmeralda ha visto cómo esta realidad afecta la vida de otras niñas. “Yo conozco un caso de una adolescente que se fue a vivir con una persona mayor de edad… Tuvo que abandonar sus estudios para dedicarse a atenderlo a él y al hogar. Después de un tiempo salió embarazada y ya no pudo seguir estudiando. La consecuencia para ella fue su futuro: no pudo alcanzar lo que quería ser”, relata la historia de esta adolescente víctima de una unión temprana.

Lo que Esmeralda cuenta no es un hecho aislado, sino el reflejo de lo que viven muchas niñas al entrar en una unión temprana: sus estudios se interrumpen, se dan embarazos adolescentes y terminan dependiendo económicamente de otra persona. Ella insiste en que estas situaciones no deben normalizarse y cree que visibilizar la problemática es el primer paso para cambiarla.

Gracias a los procesos en los que ha participado, la información recibida y la oportunidad de convivir con otras niñas y adolescentes, Esmeralda ha desarrollado capacidades, conocimientos y empatía para comprender lo que ellas enfrentan. “Me pongo en los zapatos de ellas y me da un sentimiento de tristeza al saber que ellas quizás no podrán alcanzar todo lo que se propusieron. Y a la misma vez me da la sensación de querer apoyarlas y de querer animarlas”.

El camino que recorre Esmeralda para trasladarse a su centro escolar.
El camino que recorre Esmeralda para trasladarse a su centro escolar. © Plan International

Lo que ha marcado la diferencia en su caso ha sido el apoyo de su familia y el acompañamiento de organizaciones como Plan International: “Me han apoyado para saber de estos temas, en talleres, poder participar en proyectos, poder obtener mi proyecto de vida, mis metas y propósitos, y también tener la factibilidad de poder alcanzarlos”. Para Esmeralda, aún falta mucha información para que más niñas estén preparadas y puedan prevenir uniones que perpetúan ciclos de violencia y limitan sus oportunidades.

Este acompañamiento que ha recibido le ha permitido dar pasos firmes. Ha participado en las escuelas de liderazgo, en la iniciativa Mariposas Rojas, durante pandemia formó parte de las escuelas de verano y recientemente en el proyecto de mentorías “Te escucho, te creo y te acompaño”, donde ahora acompaña a otras niñas y adolescentes. Todas estas experiencias han fortalecido su liderazgo y su autoestima y le han dado las herramientas para construir su proyecto de vida, conocer sobre sus derechos y cómo prevenir e identificar cualquier tipo de violencia.

Para Plan International, estos esfuerzos hechos con y para las niñas, son una poderosa estrategia para prevenir las uniones tempranas y otras problemáticas que afectan sus vidas. Cuando una niña cuenta con educación, se siente segura y escuchada, es capaz de transformar su entorno. Además, se trabaja a nivel comunitario con padres, madres, cuidadores, familias y actores claves de la comunidad para priorizar el derecho a la educación y prevenir diferentes tipos de violencia.

Esmeralda comparte su voz para visibilizar la realidad de las uniones tempranas.
Esmeralda comparte su voz para visibilizar la realidad de las uniones tempranas. © Plan International

“Mi mensaje para todas esas niñas y adolescentes que están en una situación de una unión temprana es que siempre luchen por sus sueños. Si pueden salir de esa relación, que salgan, porque tienen un futuro mayor que les espera para poder alcanzar sus metas y propósitos, y poder valerse por sí mismas trabajando en lo que ellas quieren”, afirma Esmeralda con convicción.

Su voz no es solo reflejo de empatía, sino también de esperanza y acción. Esmeralda nos recuerda que cada niña necesita información, apoyo y espacios seguros para construir su presente y futuro. Hablar del tema es abrir caminos para que más niñas estudien, cumplan sus metas y cuenten con mejores oportunidades.

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Escucha más de lo que tiene por decir Esmeralda. © Plan International

Categorias: Campañas, Protección contra la violencia Etiquetas: Matrimonio precoz y forzado

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