Brenda, una joven que rompe estereotipos
En la comunidad donde Brenda creció solo habitan 11 familias, por lo que ella aseguraba que su futuro se limitaría a ser madre y dedicarse al hogar. Sin embargo, en su búsqueda de nuevas oportunidades, conoció el proyecto «Camino Protegido» de Plan International.
«Un técnico de Plan me hablo del proyecto y busqué apoyo para aprender mecánica de motos y emprender mi propio negocio».
Palabras de Brenda, joven beneficiaria.
El proyecto que benefició a Brenda es co-implementado por Plan International, ChildFund International y Fundación EDUCO. Este esfuerzo tiene el propósito de responder a la crisis migratoria centroamericana la cual afecta a miles de personas en la región.
Se calcula que, en el 2021, un millón de Centroamericanos huyeron de sus países por violencia, amenazas, extorsión, falta de oportunidades y por el cambio climático. Fuente: Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Brenda, con tan solo 19 años, preparaba su viaje de forma ilegal para Estados Unidos. Sus sueños no podían lograrse en su comunidad, pues ahí solo podía estudiar hasta el noveno grado y sus aspiraciones estaban más allá de convertirse en madre de familia. Brenda quería tener un futuro mejor y ser independiente.
Sin embargo, había tenido la oportunidad de conocer de los programas de Plan International desde pequeña, ya que por muchos años fue beneficiaria de las becas que entregaba el programa «Por Ser Niña». De esta forma logró finalizar sus estudios de bachillerato, por lo que rápidamente se independizó y buscaba generar sus propios ingresos. Inició vendiendo frutas en la comunidad, luego se desplazó a la capital a poner un negocio de comida, pero lo tuvo que dejar porque ponía en riesgo su vida. A pesar de sus esfuerzos, no lograba cubrir sus necesidades básicas.
Fue hasta que se vio beneficiada por el proyecto «Camino Protegido» que tuvo la oportunidad de estudiar un técnico para emprender su propio negocio. Así cumplió su sueño de ser mecánica de motos, pese a todos los obstáculos económicos y de distancia entre su hogar y el centro de estudio.
A través de otro proyecto, recibió capital semilla y formación para gestionar su negocio. Ahora ella se ha establecido en su comunidad y su negocio ha tenido buenos resultados.
«El desafío más grande ha sido ganarme la confianza de los hombres conductores de motos, ellos no confiaban porque soy mujer. Pero ahora cuento con un buen número de clientes que confían en mi trabajo».
Palabras de Brenda, joven beneficiaria.