La normalización del criadazgo en Paraguay

Nati, de 27 años cuenta que su madre, de bajos recursos, la entregó a una mujer desconocida para que se haga cargo de ella cuando tenía 7 años. Nati no sabe nada de sus hermanos, pero sabe que su mamá también los entregó cuando eran niños.

Criadazgo en Paraguay
Nati en su casa.

Trabajo forzoso infantil

El criadazgo es una práctica común en Paraguay que refiere a una forma de trabajo infantil, en donde son entregados a personas de mejor posición económica (a veces son familiares, otras veces; extraños)bajo la promesa de acceso a alimentación y educación. En la mayoría de los casos, los utilizan como mano de obra gratuita. Según los datos de la Dirección General de Estadísticas, Encuestas y Censos del 2020 (actual INE), en Paraguay 46.993 niñas, niños y adolescentes, están bajo el régimen de criadazgo. El Departamento Central concentra el mayor porcentaje (31%) de los niños y niñas de 5 a 17 años en trabajo infantil doméstico, mientras que, en Alto Paraná, llega al 10,8%.

Nati fue una niña que formó parte de esas estadísticas. A los 7 años, estuvo a cargo tareas del hogar lavando ropa y limpiando zapatos de todos los miembros de la casa donde vivía, también alimentaba a los animales, los limpiaba y otras realizaba otras actividades del hogar. Dormía sobre el suelo, en un pequeño espacio de la cocina.

A pesar de su corta edad, Nati sentía que no era correcto lo que ocurría “Yo era muy chica y no entendía realmente qué pasaba, pero sabía que no estaba bien porque sentía que todo era mucha carga para mí”.

“Yo era muy chica y no entendía realmente qué pasaba, pero sabía que no estaba bien porque sentía que todo era mucha carga para mí”.

Nati

Las señales de abuso comenzaron gradualmente, con tareas excesivas y ofensivas, inapropiadas para una niña de su edad. “Yo les cocinaba a los chanchos. Y si eventualmente no terminaba de cocinarles, me quedaba afuera con los animales hasta cocinar todo y asegurarme de que hayan comido. A veces me tocaba hacerlo bajo la lluvia” cuenta Nati.

Animales de granja.
Animales de granja familiar.

Nati quería jugar y compartir con otros niños, pero la dueña de la casa le negaba ese derecho. La señora era una mujer mayor, y en su casa convivían su esposo y tres hijos mayores. Durante los años que le tocó vivir con esa familia, Nati recuerda que todos la maltrataban: le pedían que realice favores fuera de lugar (como masajes en lugares inapropiados) y la amenazaban con consecuencias más graves (como golpearla o hasta matarla) si no cumplía las peticiones.

Debido a las condiciones en las cuales vivía, entre animales, piso de tierra roja y vegetación, tuvo heridas en su cabeza causadas por parásitos, que eran tratadas con larvicidas de uso animal y aceite negro, ambos nocivos para el ser humano.

Voluntad para salir adelante

Esta difícil situación se prolongó por dos años. A sus 9 años, decidió contarle todo a sus profesoras en la escuela, quienes tomaron cartas en el asunto. En reunión de la comunidad educativa, la comisión directiva alertó sobre la existencia de una niña maltratada en el barrio y Marta, la presidenta y madre de una niña de la escuela que conocía a Nati, le ofreció un hogar temporal. Avisó a las autoridades y éstas se hicieron cargo de ir hasta la casa de la familia donde vivía Nati para trasladarla a su nuevo hogar.

Cuando los representantes de la Consejería Municipal por los Derechos del Niño, la Niña y el adolescente (CODENI), llegaron a la casa, Nati lavaba los zapatos de la dueña de casa. Afuera hacía frío y había una fuerte llovizna, recuerda. Ahí, todo cambió. La tutela provisoria de la CODENI se convirtió en una tutela definitiva bajo el cuidado de la señora Marta.

“Recuerdo que ese día me subí a la camioneta de la CODENI con una mujer que me hablaba. No confiaba mucho en la gente, pero ya no quería estar viviendo más en ese lugar, así que acepté irme con ellos” dice Nati.

Aunque al principio tenía miedo, pronto se sintió acogida y considerada como una hermana más. Sus nuevos hermanos la ayudaron con las tareas y sentía que estaba en un ambiente más cómodo y seguro. No hubo procesos judiciales en contra de su maltratadora, por lo que el entorno dañino de Nati nunca recibió castigo.

Gracias al apoyo de su nueva familia, encontró la valentía para hablar abiertamente sobre su pasado “no está bien lo que yo pasé siendo tan chica y no quiero más que le pase a nadie” – dice en guaraní.

«No está bien lo que yo pasé siendo tan chica y no quiero más que le pase a nadie” – dice en guaraní.

Nati

La realidad de las niñas en Paraguay

En las zonas rurales del país, las niñas se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad y se ven afectadas por las desigualdades de género. Plan International implementa programas y proyectos para prevenir la violencia de género y erradicar los estereotipos dañinos que limitan a las niñas.

Nati, estando en su nuevo hogar, se convirtió en niña patrocinada de Plan International, donde fue acompañada en su desarrollo y crecimiento a la vida adulta, recibiendo capacitaciones sobre prevención a la violencia, habilidades para su empoderamiento y hoy ella insta a los demás padres de su comunidad a ser conscientes de la necesidad de tratar los temas considerados tabú con sus hijos e hijas. Tiene un hijo de 7 años y da lo mejor de sí para que no exista espacio alguno donde pueda estar en alguna situación de vulnerabilidad.

*el nombre de la protagonista de esta historia ha sido cambiado para preservar su identidad, así como también fue omitido o cambiado cualquier dato que pueda permitir la revelación de su ubicación exacta.

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