
Oneida, ama de casa y voluntaria de Plan International Honduras, es un ejemplo de cómo el compromiso y el amor por la comunidad pueden transformar vidas. Originaria de una comunidad en el departamento de Lempira, ha dedicado más de 25 años al voluntariado comunitario, convirtiéndose en una fuente de inspiración para otras personas que buscan marcar la diferencia.
“Mi madre no tenía los recursos para enviarme a la escuela, así que solo estudié hasta sexto grado. Sin embargo, siempre he tenido el deseo de aprender y servir a los demás”, recuerda Oneida. Su camino en el voluntariado comunitario inició a los 13 años, cuando conoció a Telma, una promotora de Plan International. A pesar de las preocupaciones de su madre, vio una oportunidad para involucrarse y ayudar a su comunidad.
Empoderamiento de las mujeres a través del voluntariado comunitario
Con el tiempo, Oneida descubrió que el voluntariado comunitario no solo transforma comunidades, sino también a quienes lo practican. “Me ha ayudado mucho, especialmente cuando fui madre. La capacitación en temas de familia protectora me abrió los ojos y me enseñó sobre los derechos y deberes que tenemos todos”, comenta.
Uno de sus mayores logros ha sido observar cómo las mujeres de su comunidad pasaron de la timidez al liderazgo.
“Al principio, muchas mujeres no levantaban la mano para participar. Hoy, después de recibir capacitaciones, son ellas quienes exigen respeto, defienden sus derechos y se organizan para impulsar cambios”, afirma con orgullo.
Este cambio ha sido posible por la formación en prevención de la violencia y promoción de la igualdad de género que Oneida ha recibido y replicado.
Transformaciones en la niñez gracias al voluntariado comunitario
El impacto del voluntariado también se refleja en los niños y niñas de la comunidad. “Antes había mucho bullying en la escuela. Los niños se burlaban de otros por sus zapatos o su mochila. Hoy, gracias a la educación y al trabajo de voluntarios, esas actitudes han cambiado”, asegura Oneida.
Para ella, el aprendizaje más valioso ha sido transmitir valores como la autoestima, el respeto y el conocimiento de los derechos humanos.
Liderazgo sin barreras
Cuando habla sobre el significado del voluntariado, Oneida lo define como un acto de liderazgo que une a las personas más allá de sus diferencias. “El voluntariado es liderazgo. No tiene barreras de colores, partidos ni posiciones políticas, es un compromiso de corazón con la comunidad”, afirma con firmeza.
Pese a los retos, Oneida nunca ha dejado de servir. Hoy celebra que más mujeres, jóvenes y niños se sumen a este esfuerzo colectivo. “Me siento muy feliz de que sigamos creciendo con Plan Honduras y de ver cómo más personas participan activamente por el bienestar de nuestra comunidad”, concluye con determinación.
Conoce más del programa Generación Libre de Violencia, del que Oneida ha sido parte.