Katherin 

Una joven que convierte conchas y sueños en oportunidades, encontró en la bisutería artesanal una forma de honrar su herencia familiar y construir un futuro con sus propias manos.

En una comunidad de la Ciudad de Choluteca, Katherin, una joven de 19 años, ha forjado su propio camino en el mundo del emprendimiento. Desde pequeña, observó a su familia dedicarse a la bisutería artesanal, y a los 14 años, decidió seguir el negocio familiar. 

«Mi emprendimiento comenzó cuando tenía 14 años y andaba en la playa», recuerda Katherin. Junto a su madre, ha convertido su creatividad en un medio de sustento, ofreciendo productos únicos hechos a mano. «Hacemos pulseras, collares y llaveros», explica. 

Sus productos se elaboran con materiales naturales, cuidadosamente seleccionados. «Hay productos de hueso de tiburón, concha de caracol y piedra», detalla. Los materiales los adquiere de diversas formas: «Los compramos poco a poco», comenta, aunque algunos insumos deben traerlos de otras ciudades. «Algunos aquí, pero el broche tenemos que mandarlo a traer a Tegucigalpa», agrega. 

Con el tiempo, ha aprendido a mejorar sus diseños, inspirándose en los materiales disponibles y en su creatividad. «Depende de los materiales y la creatividad en el momento», dice. Sin embargo, su camino no ha sido fácil, enfrentando desafíos como la falta de clientes interesados. «Algunas personas ignoran o dicen que no les interesa», confiesa. 

El camino de Katherin en la bisutería artesanal

A través del programa Generación con Oportunidades, Katherin ha recibido capacitaciones en ventas, administración y diseño de productos, las cuales aprovechó al máximo para fortalecer su emprendimiento. “Hemos recibido capacitaciones sobre cómo vender mejor y cómo administrar. También hemos participado en talleres sobre cómo mejorar los diseños de los productos”, explica. Aplicando lo aprendido, Katherin perfeccionó su técnica: “Aprendí a mejorar la calidad de los productos, a hacer mejores combinaciones de colores y a administrar mejor”.

Además, al recibir un capital semilla, tomó la iniciativa de invertirlo estratégicamente para expandir su negocio. “Nos dieron 6,000 lempiras para invertir en materiales y mejorar nuestros productos”, cuenta. “Lo usamos para comprar más materiales, como hilos, piedras, conchas y broches para los collares y pulseras”.

Katherin vende sus productos en la playa, donde los turistas son sus principales clientes. «Vender en la playa y ofrecer pulseras, collares y llaveros a los turistas», es una de sus estrategias, acompañada de una presentación atractiva: «Les muestro los collares y llaveros y les explico de qué material están hechos». Sus precios son accesibles: «Las pulseras cuestan 50 lempiras, los collares 100 lempiras y los llaveros también 100 lempiras». 

Ha participado en ferias locales para dar a conocer su trabajo. «En la alcaldía», menciona sobre su primera experiencia, en la que logró vender sus productos. 

Katheryn mostrando su bisutería
Katheryn mostrando su bisutería. © Plan International.

Sueños y Metas 

A pesar de los altibajos del negocio, Katherin sigue adelante con optimismo. «A veces hay buenas ventas, a veces no, pero seguimos trabajando», expresa. Junto a su madre, busca consolidar su emprendimiento y alcanzar su mayor sueño: «Quiero que crezca y para vender más productos. También me gustaría aprender más diseños y hacer cosas nuevas». 

Un Mensaje para las Nuevas Emprendedoras 

Para otras jóvenes que sueñan con emprender, Katherin tiene un mensaje inspirador: «Que no tengan miedo de empezar. Que aprovechen las oportunidades y que con esfuerzo pueden lograr sus sueños». 

Su historia demuestra que, con determinación, creatividad y apoyo, es posible convertir un sueño en realidad. 

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