Ma de Jesús es una mujer campesina que vive en una comunidad rural de Honduras, donde la vida está llena de retos. Sin embargo, lejos de rendirse ante las dificultades, ha encontrado en la organización comunitaria una vía para salir adelante. Junto con otras mujeres, forma parte del grupo «Fe y Esperanza», una iniciativa surgida en 2011 con el propósito de fortalecer la autonomía económica y social de las mujeres en su comunidad.

«Fe y Esperanza» un grupo con propósito: unión y resiliencia

Cuando se fundó, el grupo contaba con varias integrantes, pero con el tiempo solo las más comprometidas permanecieron. Hoy, 13 años después, son ocho mujeres unidas por un mismo propósito: apoyarse mutuamente y generar ingresos para mejorar sus condiciones de vida.

“Nosotros empezamos así a formar parte de un pequeño grupo y luego pues fuimos entrándole 20 mujeres…actualmente somos 8 mujeres, pero nos sentimos fuertes, porque este grupo ha sido un apoyo muy importante para todas nosotras”, comenta Ma de Jesús. 

El emprendimiento que cambió sus vidas

La panadería es la principal actividad productiva del grupo. Elaboran empanadas de trigo, empanadas de cuajada y pan de torta, productos que han logrado posicionar en su comunidad. Al inicio, el camino no fue fácil. No tenían conocimientos previos sobre la elaboración de pan, pero a través de capacitaciones y práctica lograron perfeccionar su técnica.

“Cuando empezamos, no sabíamos mucho sobre cómo hacer pan, pero fuimos capacitándonos. Al principio no sabíamos si nos iría bien, pero con el tiempo mejoramos y nos dimos cuenta de que la panadería es lo que nos funciona. Ahora, lo que hacemos tiene una buena venta, y eso nos motiva a seguir”, explica.

 
El éxito del emprendimiento radica en el trabajo en equipo. Cada integrante tiene responsabilidades definidas, asegurando que todas participen de manera equitativa. “Tenemos un reglamento que, como grupo de mujeres, nosotros sabemos que para tener derecho todas planificamos en la tarea de que vamos a realizar y lo dividimos cada quien a hacer todas por iguales”, detalla.

Superando barreras y cambiando realidades

Ser una mujer campesina implica enfrentar numerosos desafíos: la doble carga del trabajo en el hogar y fuera de él, las dificultades económicas y, en muchos casos, la falta de oportunidades. Sin embargo, para Ma de Jesús y su grupo, la organización ha sido clave para transformar su realidad.

“Nos sentimos bien porque antes nosotros digamos que estábamos solo con el quehacer de la casa pasábamos y ya hoy que nos sentimos con esta organización nos sentimos bien”, expresa.

Aliados en el camino de »Fe y Esperanza»

Desde sus inicios, el grupo ha contado con el respaldo de diversas organizaciones, entre ellas Plan International Honduras y el Consejo para el Desarrollo Integral de la Mujer Campesina (CODIMCA). Gracias a este apoyo, han recibido capacitaciones en prevención de la violencia doméstica, equidad de género y fortalecimiento organizativo.

A través del proyecto MOB, en el que trabajamos para promover los derechos y evitar la violencia contra las mujeres campesinas e indígenas, impulsado por un consorcio de organizaciones con financiamiento de la Unión Europea, las mujeres campesinas han fortalecido su capacidad organizativa y su liderazgo. El objetivo es eliminar la violencia y la exclusión que enfrentan las mujeres rurales e indígenas en Honduras, promoviendo su participación activa en la gobernanza territorial y en espacios de toma de decisiones.

Para Ma de Jesús y su grupo, el futuro es prometedor. Su meta es seguir creciendo, fortalecer su producción y convertirse en un referente para otras mujeres de la comunidad.

“Este trabajo no solo nos beneficia a nosotras, sino también a nuestras familias. Queremos seguir avanzando, porque sabemos que juntas podemos lograrlo”,

Ma de Jesús

La historia de Ma de Jesús y su grupo «Fe y Esperanza» es un ejemplo de resiliencia, trabajo en equipo y empoderamiento. Gracias a su esfuerzo, han logrado superar las dificultades y convertirse en un ejemplo de emprendimiento en su comunidad.