Mujeres inspiradoras, una receta a la vez 

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Lenis trabajando en su emprendimiento en Ecuador
Lennis, Ecuador
Lennis, Ecuador

Cada mañana, Lenis se dirige a su cafetería de Quito (Ecuador) sintiéndose agradecida y fortalecida. Nunca pensó que tendría la oportunidad de tener su propio negocio al salir de su país. Actualmente vive junto con su esposo y sus dos hijos (ocho y dos años respectivamente). Está muy lejos de su vida en Venezuela, donde luchaba por conseguir alimentos y medicinas debido a las limitaciones financieras, así que tomó la decisión de ir a Ecuador con la esperanza de tener mejores oportunidades. Lenis sufre toxoplasmosis, una infección de los ojos que puede originarse en las heces de los gatos o en el agua contaminada.  

«Sólo veo un 30% del ojo derecho y debido a la mala alimentación entré en una crisis de ansiedad y además las medicinas no estaban disponibles, así que cuando migré (a Ecuador) estaba muy mal y dejar a mi familia no era fácil, además sabiendo que aquí iba a llegar y no iba a tener a nadie que cuidara de mi bebé, pero dejarlo no era una opción», cuenta.  

Lenis es una de las más de 7 millones de personas Venezolanas que han abandonado su país debido a la crisis sociopolítica y han migrado en buena parte a países de la región como Colombia, Perú y Ecuador en busca de mejores oportunidades de vida.  

Cuando llegó a Ecuador junto con su pareja y su hijo, el cambio de altitud le provocó una ceguera temporal. Además, su padre murió poco después de salir de Venezuela, casi al mismo tiempo en que se enteró de su nuevo embarazo. Comentó que fue demasiado para ella, sobre todo por su estado de salud.  

«En ese momento entré en crisis porque me di cuenta de que estaba sola aquí. ¡Qué iba a hacer! Estábamos en pandemia, mi marido no podía trabajar, ¿cómo íbamos a generar ingresos? Sin embargo, el arrendatario nos ayudó durante esos meses, no nos presionó con el alquiler ni con nada, y fue entonces cuando el estrés se alivianó un poco», dice.  

Participación en proyectos de Plan International

Durante el parto de su segundo hijo en el hospital conoció a una mujer que la puso en contacto con Plan International y fue entonces cuando las cosas empezaron a cambiar. Gracias a los cursos y talleres en los que participó, Lenis se dio cuenta de que ella también tenía derechos, sobre todo como mujer y ganó confianza.  

«Para mí, el involucrarme con la organización marcó un antes y un después en mí, como persona, en mi familia, en cómo tratar a los niños, cómo manejar el estrés y cómo afrontar la situación porque realmente me sentía en depresión. Pensaba que no iba a poder hacerlo sola, que era mejor volver a Venezuela, que estaba perdiendo el tiempo aquí. No me sentía útil», dice Lenis. 

Como parte del proyecto en el que participó, aprendió a administrar su negocio y al final recibió financiamiento para poder abrir su propia cafetería: «Personalmente, tener una empresa de este nivel me ha ayudado mucho, porque antes vendía (comida) en la calle con mi bebé en el coche junto con los productos de venta y el otro niño caminando a mi lado. Era bastante difícil», dice. 

Agrega que lo bueno de los criterios para tener este negocio, que fue parte de la propuesta de Plan International, es que para operarlo debe emplear a personas migrantes y ecuatorianas. De esta manera se lucha contra la discriminación y se brindan nuevas oportunidades.  «La parte de inclusión es maravillosa porque nos damos cuenta de que no importa si somos de diferentes nacionalidades, todas y todos somos iguales», comenta.  

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Lennis ahora emplea también a otras mujeres en su emprendimiento

El negocio de Lenis está prosperando y dice que en gran parte se debe a Plan International: «En Venezuela estudié ingeniería, algo muy alejado de lo que me dedico actualmente. Sin embargo, descubrí que como la vida nos va poniendo en un lugar determinado es nuestro deber tener resiliencia, adaptarnos a la situación y no quejarnos; al contrario, ver las oportunidades que tenemos a nuestro alrededor y aprovecharlas».  

En cuanto al futuro, Lenis está entusiasmada con lo que pueda depararle. «Realmente me veo como una mujer más segura de sí misma, animando a más mujeres a trabajar en el mundo empresarial». 

Lenis formó parte de dos proyectos implementados por Plan International. El primero se llama Comunidades Resilientes e inclusivas, y es financiado por el Fondo Ítalo Ecuatoriano para el Desarrollo Sostenible (FIEDS) en asocio con Fundación Terranueva. Se ejecutó en Quito y en Loja y tuvo más de 12.000 participantes de distintas edades, donde se trabajaron temas de refuerzo escolar con niñas y niños; con jóvenes, sobre derechos sexuales y reproductivos; y con adultos, temas de empleabilidad, emprendimiento, entre otros. Actualmente mantienen convenios con universidades para que se sigan apoyando a las usuarias que recibieron capital semilla.  

El segundo proyecto en el que participó activamente fue Comunidades Protectoras. Es una iniciativa financiada por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) e implementada por Plan. Allí se formaron lideres y lideresas, entre ellos, adolescentes y jóvenes,  y se brindó apoyo a familias migrantes a través de la entrega de efectivo.  

Plan International trabaja en Colombia, Ecuador y Perú brindando atención a personas venezolanas en contextos migratorios y solicitantes de refugio, integrándolas en las comunidades. Facilita el acceso a educación inclusiva y de calidad a las niñas, los niños y adolescentes en riesgo o supervivientes de violencia, trata o explotación. Enseña a las y los participantes de los proyectos a conocer cuáles son sus derechos y cómo defenderlos. En el caso de adultos, a generar medios de vida y oportunidades de desarrollo para que puedan salir adelante frente a los retos que presupone la migración. 

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