En medio de la adversidad, Tamy es un testimonio del indomable espíritu de resiliencia y triunfo. Desde los rincones rurales de Paraguay hasta las bulliciosas calles de Argentina, su viaje trasciende los retos a los que se enfrentan las mujeres migrantes, encarnando una narrativa de empoderamiento e independencia económica.
Tamy es una joven emprendedora de 29 años que vive en una comunidad rural en el departamento de Caaguazú, Paraguay, a unos 180 kilómetros de Asunción, la capital del país. Allí, cuando llueve, la falta de infraestructura vial aísla a toda la comunidad.
A esa falta de infraestructura vial se le suma las limitaciones de accesos a salud pública y educación, por lo que la mamá de Tamy tomó la decisión de ir a buscar mejores oportunidades en Argentina y llevó a sus hijos consigo. Tamy, para entonces, era una adolescente. A los 15 años, viviendo lejos de su ciudad natal, experimentó la discriminación y el estigma de ser mujer y paraguaya. Las mujeres y migrantes adolescentes enfrentan múltiples desafíos: la separación familiar, las barreras lingüísticas y culturales, la falta de oportunidades educativas y la incertidumbre legal.
Según los datos publicados por la ONU en el 2020, cerca de 900 mil personas paraguayas han migrado, lo que supone un 12,36% de su población. La emigración femenina es superior a la masculina, las mujeres representan un 57.07% del total de emigrantes mientras que el 42.92% son emigrantes varones. La emigración de Paraguay se ha dirigido especialmente a Argentina, donde van el 76,49%, seguido de lejos por España, el 8,69% y Brasil, el 5,56%.
Tamy vivió una relación tóxica y violenta en Argentina. Sufrió abusos físicos durante aproximadamente un año por parte de su pareja: otro migrante paraguayo a quien conoció allá y con el cual fue a vivir cuando le faltaban pocos meses para cumplir la mayoría de edad.
“Al principio todo bien. Después ya empezó a tomar y me pegaba. Me hacía moretones acá y acá (se señala la cara, los brazos, las piernas) pero yo estaba enamorada. Mi mamá buscaba ayuda por todos lados, pero yo estaba sometida…no veía nada. Y así fue durante un año más o menos. Después, un día, se fue a una fiesta con su papá, se metieron en una pelea y le pegaron hasta matarle” cuenta Tamy.
«Yo estaba sometida… no veía nada»
Tamy
Luego de lo sucedido, Tamy experimentó secuelas emocionales, como el trastorno de estrés postraumático que afectó su vida cotidiana y su sentido de valía y seguridad.
Empoderamiento económico para jóvenes
Tras la muerte de su novio, Tamy quedó emocionalmente marcada, y el estrés postraumático afectó a su vida diaria y su autoestima. Decidió regresar a Paraguay cuando tenía 20 años en busca de un nuevo comienzo.
Una vez en casa, tuvo dificultades para encontrar trabajo, ya que sus estudios no estaban reconocidos en Paraguay. En busca de una oportunidad para generar ingresos, se enteró del proyecto Sape’a de Plan International, que proporciona a jóvenes paraguayos/as los conocimientos necesarios para dirigir sus propios negocios.
Sape’a es un programa modelo de empleo y emprendimiento juvenil para mejorar la situación social y económica de adolescentes y jóvenes de zonas rurales y urbanas de Paraguay. La iniciativa ayuda a los jóvenes, especialmente a las mujeres, a superar las barreras y estereotipos que les impiden acceder a un empleo digno.
Tamy recibió formación y recursos para montar su propia granja con gallinas ponedoras de huevo. Ahora, a sus 29 años, Tamy puede mantenerse a sí misma y a su hija y es autosuficiente. «Empecé mi propio negocio de gallinas ponedoras, que es mi principal fuente de ingresos. Concursé por el capital de semilla de Plan International que me ayudó a poner en marcha mi emprendimiento.
*los nombres de los protagonistas de esta historia han sido cambiados para preservar su identidad, así como también fue omitido o cambiado cualquier dato que pueda permitir la revelación de su ubicación exacta.
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