Cuando su madre falleció, Lauri, una joven de 14 años, y su hermano mayor fueron acogidos por sus abuelos, quienes los criaron en el Departamento de Paraguarí. Lauri, que iba bien en la escuela y tenía ambiciones de convertirse en médica, estaba ansiosa por su futuro.
A escondidas de su familia, Lauri intercambiaba mensajes con Jorge, un chico de 17 años que era hermano de una amiga, quien una noche abusó de ella. Cuando le contó a sus abuelos lo que había sucedido, la llevaron al centro de salud, donde tuvo que someterse a una prueba de embarazo, que afortunadamente resultó negativa. El agresor de Lauri fue denunciado a las autoridades, lograron una orden judicial de alejamiento, sin embargo, Lauri se culpa a sí misma por lo sucedido y siente que es una carga para su familia.
En los Juzgados de Paz de las 17 Circunscripciones Judiciales y Capital, durante el año 2022 se registraron 28.477 casos de diversos tipos de violencia contra la mujer, según datos del Poder Judicial. El menor porcentaje de esos números corresponde a distritos del interior, ya que las mujeres tienen miedo de hacer las denuncias formales.
En el país, los juicios generalmente tienen una demora de hasta 4 años para llegar a una condena, por lo cual las víctimas tardan en recibir justicia.
Violencia familiar
Además, fue víctima de violencia por parte de su hermano, lo que le forzó a salir de su hogar. “Yo vivía bien allá. Lo que hice fue sin pensar. Mi hermano me pegó porque me porté mal, porque él quiere que yo salga bien. Así nomás luego es en la campaña. La gente le corrige a sus hijos” – cuenta Lauri. Ella entiende que su hermano mayor no tenía derecho de golpearla, pero cree que lo que hizo se justifica.
Luego de la golpiza, Lauri corrió al arroyo más cercano a su casa e intentó quitarse la vida, “Me acordé de todo lo que me pasó. Me pregunté por qué me pasaban todas esas cosas a mí…” dice, con una voz apagada. En esa ocasión, vecinos y familiares lograron socorrerla a tiempo y la llevaron al hospital.
Lo que siguió a eso fue todo el proceso de hacer las denuncias, la familia de su papá fue quien acompañó a Lauri en todo este proceso. Pero ella se hartó de todo esto y considera que fue como revictimizarla “Mi hermano me pidió perdón por haberme pegado y yo sé que está arrepentido, que esa vez se dejó llevar nomás” cuenta la niña, asegurando que no volvería a pasar pero que, si pasara, ella lo volvería a denunciar.
Violencia basada en género en Paraguay
En Paraguay, el sometimiento de la mujer es una cuestión casi cultural. Esto origina que la violencia contra las mujeres sea una práctica normalizada en gran parte del país. Según datos del Ministerio Público de Paraguay, la Violencia Familiar es el hecho punible más denunciado. Según la evolución anual de denuncias por Violencia Familiar recibidas en todo el país, desde 2015 al 2023 se observa un incremento del 300% en el número de víctimas.
También en el 2021, ingresaron al Ministerio Público más de 2.800 denuncias por Abuso Sexual infantil (un promedio de 8 casos por día) y más de 1.300 por maltrato (un promedio de 3 a 4 casos por día).
En las comunidades como las de Lauri, los proyectos de Plan International buscan mejorar las condiciones de vida de niñas y adolescentes de comunidades rurales que se encuentran en mayor condición de desprotección, implementando acciones para que puedan acceder a mejores oportunidades educativas, de desarrollo, que puedan empoderarse y sobre todo vivan en espacios libres de la violencia de género.
*los nombres de los protagonistas de esta historia han sido cambiados para preservar su identidad, así como también fue omitido o cambiado cualquier dato que pueda permitir la revelación de su ubicación exacta.