Mujeres migrantes contribuyen al desarrollo de los países pese a la discriminación
El 18 de diciembre, se conmemora el Día Internacional del Migrante, en este contexto la organización Plan International hace un llamado a fomentar la integración socioeconómica de las personas migrantes y refugiadas en los países de acogida.
Las dificultades para satisfacer las necesidades básicas como alimentación y vivienda son una de las principales razones por las que las personas venezolanas deciden migrar. Sin embargo, tras su llegada a los países de destino, el desempleo sigue siendo uno de los grandes obstáculos que deben atravesar. El 86% de las personas venezolanas en Ecuador afirma no disponer de recursos suficientes para satisfacer sus necesidades básicas. En Chile, el 13% de ellas vive por debajo del umbral de la pobreza.
Tras el inicio de la pandemia por COVID-19 más del del 50% de las personas en situación de movilidad humana quedaron en desempleo, principalmente las mujeres, quienes fueron afectadas de manera desproporcionada. En algunos países, la tasa de desempleo de las mujeres venezolanas duplica a la de los hombres.
La necesidad de integrar comunidades migrantes con comunidades locales
La discriminación y la xenofobia son una de las barreras que más enfrentan las mujeres venezolanas para conseguir empleo y recursos en los países que los acogen. Para María, de 14 años de edad, adolescente venezolana migrante en Ecuador, recuerda “una vez en el bus le dijeron a mi madre que se fuera a su país, que la mayoría de venezolanas vinieron a prostituirse y a quitar los maridos a las mujeres”.
“Más de siete millones de personas migrantes y refugiadas de origen venezolano han debido salir de su país por la situación alarmante debido a la crisis política y económica desde 2015. Muchas de ellas deben continuar transitando de manera irregular entre los países al no encontrar oportunidades laborales y no conseguir recursos que les permita desarrollarse. Jóvenes, sobre todo las mujeres, deben participar en procesos de integración para que puedan ser capaces de generar sus propios medios de vida y puedan salir adelante”, comenta Verónica Zambrano, Directora de la Sub-región de Sur América de Plan International
La pandemia afectó directamente a las personas que se encontraban con trabajo informal y, muchas de ellas, quedaron al margen de los programas de protección social. Lenis, de 31 años llegó a Ecuador junto con su pareja y su hijo de 4 años. El cambio de altitud le provocó una ceguera temporal. Además, su padre murió poco después de salir de Venezuela, casi al mismo tiempo en que se enteró de su nuevo embarazo. Comentó que fue demasiado para ella, sobre todo por su estado de salud.
«En ese momento entré en crisis porque me di cuenta de que estaba sola aquí. ¡Qué iba a hacer! Estábamos en pandemia, mi marido no podía trabajar, ¿Cómo íbamos a generar ingresos?»
Lenis 31 años
Durante el parto de su segundo hijo en el hospital conoció a una mujer que la puso en contacto con Plan International y fue entonces cuando las cosas empezaron a cambiar. Como parte del proyecto en el que participó, aprendió a administrar su negocio y al final recibió financiamiento para poder abrir su propia cafetería: «Personalmente, tener una empresa de este nivel me ha ayudado mucho, porque antes vendía (comida) en la calle, con mi bebé en el coche y el otro niño caminando a mi lado. Era bastante difícil».
Para Lenis, lo bueno de los criterios para tener este negocio, que fue parte de la propuesta del proyecto, es que para operarlo debe emplear a personas migrantes y ecuatorianas. De esta manera se lucha contra la discriminación y se brindan nuevas oportunidades y se apoya en el desarrollo de la comunidad. «La parte de inclusión es maravillosa porque nos damos cuenta de que no importa si somos de diferentes nacionalidades, todas y todos somos iguales», comenta.
Lenis formó parte de dos proyectos implementados por Plan International en colaboración con otras iniciativas donde se han apoyado a más de doce mil personas migrantes y refugiadas, y donde adultos recibieron apoyo en empleabilidad y desarrollo de emprendimeintos.
La organización dentro de su estrategia de respuesta a la situación migratoria en la región ha promovido varias iniciativas para integrar a las comunidades locales y migrantes, a través de las cuales la niñez afectada por la situación política y económica de sus países sean resilientes y ejerzan sus derechos con seguridad y dignidad en los países que los acogen. De esta manera, se fomentan talleres y capacitaciones, la entrega de kits de ayuda humanitaria, actividades de integración como el diseño de murales o la creación de oportunidades a través de talleres de emprendimiento y empleabilidad.
“A pesar de las inimaginables dificultades a las que se enfrentan, las niñas y mujeres migrantes muestran a menudo una extraordinaria resiliencia. Es vital proporcionar el apoyo que necesitan para prosperar. Las mujeres migrantes trabajadoras son fundamentales para lograr el desarrollo económico y social en los países y son capaces de generar fuentes de empleo tanto para la población migrante, como para la local”, afirma Zambrano.