“Lo que quiero es que mi hijo y mi sobrina estén a salvo” 

18 de diciembre de 2025

Muchas niñas, adolescentes y mujeres que huyen de distintas formas de violencia encuentran en México un lugar para empezar de nuevo, aunque se enfrentan a diferentes desafíos y formas de violencia.  

Salir por protección 

Ximena*, de 26 años y originaria de Guatemala, salió de su país junto con su hijo su hermana y su sobrina. En Guatemala trabajaba como asesora de ventas en pequeñas tiendas. Estudió hasta tercero de secundaria y aún desea terminar la preparatoria, un sueño que espera retomar cuando su vida sea más estable. 

“Salimos de nuestro país por violencia física, emocional y persecución. No fue del crimen organizado, pero sí por violencia. El padre de mi hijo es nuestro principal agresor, tanto mío como de mi niño”, explica. La salida fue una decisión complicada, pero también la única forma que encontró para proteger a los niños. 

Salimos de nuestro país por violencia física, emocional y persecución. No fue del crimen organizado, pero sí por violencia.

Ximena*, 26 años.

A pesar del trayecto corto, el cruce estuvo lleno de momentos difíciles: 

“Tuvimos que pasar en balsa. Les decíamos a los niños que cerraran los ojos porque el río estaba crecido y se veía aterrador. Fue difícil porque no queríamos que tuvieran malos recuerdos. Además, nos dijeron que lleváramos dinero mexicano porque nos lo iba a pedir el crimen organizado. Eran personas armadas y teníamos mucho miedo, más porque veníamos con niños y veníamos nosotras solas”, cuenta Ximena. 

Incertidumbre 

Tras un año en México, la familia ha logrado pequeñas mejoras, pero enfrenta desafíos comunes entre las familias en movilidad: inseguridad, falta de ingresos estables y el estrés diario de cubrir lo básico. 

“Nos da miedo no alcanzar para pagar la renta, o quedarnos sin comer, o no tener qué darles a los niños”, comparte Ximena. 

Nos da miedo no alcanzar para pagar la renta, o quedarnos sin comer, o no tener qué darles a los niños

Ximena*, 26 años.

Su mayor preocupación hoy es la resolución de su trámite de residencia, un proceso que suele tardar meses e incluso años para muchas familias migrantes y que define si podrán moverse dentro del país. Para Ximena, contar con este documento es clave para continuar su camino hacia el norte, donde una tía podría apoyarles a compartir gastos. 

Un puente hacia el acompañamiento 

Ximena conoció a Plan International gracias al Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, quien les recomendó acercarse. Este acompañamiento es posible gracias al financiamiento de la Unión Europea, que permite brindar orientación, asistencia y apoyos a familias en movilidad en México 

“Desde el primer momento teníamos mucho miedo porque no conocemos de derechos aquí. Hablamos con un gestor, fue la primera persona con la que hablamos y nos ayudó mucho; nos sacó de muchas dudas”, recuerda. 

Recientemente recibió un apoyo que utilizará principalmente para la alimentación de los niños: “A veces no sabemos ni qué mandarles de lonche. Si piden un yogur o un jugo, a veces no tenemos. Esto nos va a ayudar muchísimo. Creo que para muchos padres puede ser un rescate cuando no sabemos qué hacer o si van a comer mañana”. 

Ximena tiene metas claras para su futuro y quiere retomar sus estudios para avanzar profesionalmente. “Desde niña quise ser forense; también me gustaría estudiar derecho o leyes”, comparte. Para ella, continuar preparándose es una manera de construir oportunidades y seguir definiendo el rumbo que quiere para su vida y la de su familia. 

*Nombre cambiado por motivos de protección.

Share